La falta de motivación para estudiar puede ser causada por una variedad de factores que pueden ser personales, familiares o relacionados con el entorno educativo. Para lograr resolver la falta de motivación para estudiar, es necesario identificar si hay algún factor específico que esté contribuyendo. Es necesario asumir una mejor comunicación y diálogo entre padres e hijos, docentes y estudiantes, conversar sobre los intereses, qué acciones de la escuela resultan más difíciles de lograr o menos interesantes y si hay algo que se desearía cambiar.
¿Qué se puede hacer? Ayuda a tu hijo a establecer sus propias metas educativas y tomar en cuenta sus intereses. Esto puede ayudarlo a enfocarse y sentir que tiene un propósito al estudiar. Algo que funciona mucho es que el estudiante se visualice en un futuro, haciendo lo que le apasiona y tenga claro sobre cómo participar en su propia educación le ayudará a lograrlo.
También los padres deben tener un rol participativo en la escuela por medio de las organizaciones de padres de familia, dialogando con docentes, directores sobre sus preocupaciones y posibles soluciones, las expectativas escolares que tienen en la implementación de los proyectos curriculares de las escuelas.
¿Qué se puede hacer? Es necesario contar con tiempo para el diálogo familiar, lo que permitirá estrechar los lazos de relación entre la familia, la confianza para comentar preocupaciones y vislumbrar soluciones. Escuchar sin juzgar es importante para generar un ambiente afable donde la familia es apoyo y soporte para resolver preocupaciones o temores. Es importante tener en cuenta las brechas generacionales para lograr entender los retos que cada generación enfrenta y fortalecer la vivencia de valores que forman a las personas como seres humanos plenos. Tomate el tiempo diario de hablar con tus hijos y consulta sobre soluciones a problemas familiares con profesionales, líderes de iglesias o grupos que pueden apoyar a la familia.
¿Qué se puede hacer? Sensibiliza a los miembros de la familia para comprender la importancia ir a la escuela, todos deben tener sueños que quieren lograr en la vida y para hacerlo deben colocarse metas y objetivos, realizar acciones para lograrlo. Los docentes también pueden en la escuela tener en cuenta las metas de sus estudiantes, para promover actividades de aprendizaje, donde los alumnos participan activamente para promover mayor autonomía en los procesos educativos, una mayor participación en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
¿Qué se puede hacer? En la vida familiar, estudiar y esforzarse es importante, pero se tiene que crear un balance. Las personas somos seres integrales y se necesita atender las dimensiones que implican ser una persona, es decir, necesitamos cuidar la salud, la recreación, educarnos, cuidar las relaciones familiares y con miembros de la comunidad.
A nivel escolar es necesario que los maestros logren comprender también, que la forma de aprender de sus estudiantes tiene particularidades personales. Muchas veces hay afán por que todos aprendan de igual forma con los mismos métodos y eso causa presión en los estudiantes, que no aprenda adecuadamente. Hay que recordar la importancia de las múltiples inteligencias y potenciar las forma de desempeñarse de los estudiantes desde las habilidades que tienen.
¿Qué se puede hacer? Si se observa que los hijos en las tareas o en la escuela les cuesta leer, hacer trazos de letras, cálculos matemáticos, estar concentrados, hay que indagar más a fondo sobre las causas, para ello la comunicación con maestros, directores y psicólogos puede ser un buen comienzo para definir las acciones a tomar frente a posibles problemas de aprendizaje, ver si realmente se tienen o descartarlos. Si se tiene un problema de aprendizaje diagnosticado por profesionales, será favorable crear estrategias de estudio que los maestros y padres de familia pueden aplicar para ayudar los estudiantes en sus tareas.
¿Qué se puede hacer? Tratar de diferenciar los problemas. Hay algunos problemas que deben ser entendidos y tratados por medio de decisiones de los padres y adultos de la familia. Los padres tienen un rol en resolver los problemas familiares y los hijos tienen otros roles. Es importante no mezclar las preocupaciones, ni transmitir angustia innecesaria, asumir responsabilidades para el cambio desde cada rol de los miembros de la familia. Los problemas ocurren en tiempos específicos y tienen soluciones específicas, dialogar con los involucrados de un problema familiar, encontrar las causas y trabajar en las soluciones ayudará a resolverlos.
¿Qué se puede hacer? En la educación y convivencia escolar diaria, lo más importante es formar a los estudiantes con valores, generar bienestar en el desarrollo pleno.
Para ello es importante promover prácticas y un clima escolar basado en el respeto, evitar prácticas que promuevan toda forma de violencia como los gritos, burlas, golpes, chantajes, discriminación, no reconocer a los estudiantes como personas con dignidad, que se les debe respeto y son sujetos con derechos.
Es necesario también, vigilar espacios e infraestructura escolares para evitar que sean inseguros propensos para vulnerar los derechos de la niñez y adolescencia.
Promover el cumplimiento de reglamentos de convivencia, garantizar los derechos de la niñez y adolescentes por todos los miembros de la comunidad es fundamental. Es necesario promover el diálogo con la comunidad educativa para profundizar sobre temas para la prevención de la violencia, el acoso escolar; saber que existen protocolos para denunciar y referir los problemas de violencia y acoso escolar, que pueden tener repercusiones desde sanciones administrativas hasta referir el problema para investigación pública y sanciones legales.
8. Falta de autonomía: Algunos estudiantes pueden sentirse desmotivados si no tienen control sobre su aprendizaje o si sienten que no pueden tomar decisiones sobre su educación. También la falta de autonomía crea pasividad frente a la acción.
¿Qué puedes hacer? Permitir que tu hijo o los estudiantes tomen decisiones sobre su propio aprendizaje puede aumentar su motivación. Por ejemplo, puede decidir el orden en que estudia las materias o cómo organiza su tiempo y espacios de estudio. En la escuela pueden tomar decisiones sobre la forma de realizar acciones educativas o proyectos.
Cambiar actitudes y hábitos de estudio puede llevar tiempo y esfuerzo. Ser paciente, promover la proactividad de los hijos o alumnos, demostrar apoyo continuo a lo largo del proceso, puede ayudar a redescubrir la curiosidad por aprender, mayores iniciativas de participación, generar ideas creativas para resolver problemas o crear productos de aprendizaje. Incluso a largo plazo sería promover la formación de ciudadanos con mayor participación en la vida nacional.