El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es una medida estadística que se utiliza para evaluar el nivel de desarrollo humano de un país. Fue creado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1990 como una forma de complementar las mediciones económicas tradicionales, como el Producto Interno Bruto (PIB), al incluir aspectos sociales y de calidad de vida.
Es importante aclarar la diferencia entre crecimiento económico y desarrollo humano, aunque se suele pensar que es lo mismo hay diferencias notorias que las hacen singulares.
La fundación Probitas de España, llo explica de una manera muy fácil, clara y acertada:
El crecimiento económico hace referencia al incremento de la renta y la riqueza de un país, es decir, al aumento cuantitativo de los factores renta, capital y trabajo. El crecimiento económico de un país se mide por el incremento del Ingreso Nacional Bruto (INB) e ingresos por persona a través del INB per cápita.
El desarrollo humano se define como la mejora de las condiciones humanas y sociales enfocadas a satisfacer las necesidades básicas, la expansión de las capacidades de las personas en consonancia con el ecosistema y las condiciones medioambientales.
Una vez que se han obtenido estos indicadores, se combinan para calcular el IDH de un país, que varía entre 0 y 1, siendo 1 el máximo nivel de desarrollo humano alcanzable. Los países con un IDH más alto se consideran más desarrollados en términos generales, mientras que aquellos con un IDH más bajo se consideran menos desarrollados.
El IDH se actualiza anualmente y se utiliza ampliamente como una medida comparativa entre países para evaluar el progreso en el desarrollo humano a lo largo del tiempo.
Para evaluar el impacto de estos últimos años, debemos retroceder 5 años. Según el Informe de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en ese entonces Guatemala se coloca ligeramente por encima del índice promedio de los países de desarrollo humano medio y bastante por debajo del nivel prevaleciente en América Latina y el Caribe. Solo Nicaragua, Honduras y Haití tienen un desarrollo humano más bajo en la región. El estudio pertenece a la última muestra tomada en el año 2019, justo antes de la Pandemia Covid-19.
Recordemos que este virus afectó la economía, salud, educación y otros factores que resultan negativamente en la esperanza de vida de las personas, lo que supone entonces, que este número pudo haber cambiado negativamente.
En el año 2020, Guatemala tiene un Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 0.650, lo que lo sitúa en la categoría de desarrollo humano medio. Esto coloca a Guatemala en el puesto 127 a nivel mundial, entre los países evaluados en el informe
En un nuevo Estudio del Programa de las naciones Unidas para el Desarrollo en el año 2023 Se prevé que la recuperación de los valores del Índice de Desarrollo Humano (IDH) desde el declive de 2020/2021 ha sido muy desigual, especialmente para los países menos desarrollados.
Según el mismo documento, los países menos adelantados tienen bajos niveles de renta y se enfrentan a vulnerabilidades que los convierten en el segmento más pobre y débil de la comunidad internacional. Un panorama poco alentador para nuestro país.
Aterrizando en el año 2024 de acuerdo con el informe Salir del estancamiento: reimaginar la cooperación en un mundo polarizado presentado en el mes de abril, el IDH de Guatemala es de 0.629, dato que la coloca en la posición 136 de los 193 países que son medidos.
Mejorar el Índice de Desarrollo Humano (IDH) implica abordar diversas áreas para promover un desarrollo más equitativo y sostenible, sin duda es un objetivo que puede ser posible, primero analizando los países que ocupan los primeros lugares del estudio.
Según el Informe sobre Desarrollo Humano 2023-24, Suiza, Noruega e Islandia encabezan los índices nacionales de desarrollo humano, ¿Qué han hecho estos países para brindar calidad y esperanza de vida a sus habitantes?
Inversión en educación: Mejorar el acceso a una educación de calidad y promover la alfabetización en todas las edades puede tener un impacto significativo en el IDH. Esto incluye la construcción y mejora de escuelas, la capacitación de maestros y el acceso a recursos educativos.
Acceso a atención médica: Ampliar el acceso a servicios de salud básicos, incluidos cuidados prenatales, vacunación, atención materna e infantil y acceso a medicamentos es fundamental para mejorar la salud de la población y aumentar la esperanza de vida.
Reducción de la pobreza: Implementar políticas y programas dirigidos a reducir la pobreza, como la asistencia social, programas de empleo y microcréditos, puede ayudar a mejorar el nivel de vida de la población y reducir las desigualdades.
Desarrollo económico inclusivo: Fomentar un crecimiento económico que beneficie a todos los sectores de la sociedad, incluidos los más marginados, puede contribuir a mejorar el IDH. Esto implica políticas que promuevan la creación de empleo digno, el desarrollo de infraestructuras básicas y el acceso a servicios financieros.
Promoción de la igualdad de género: Apoyar la igualdad de género en todas las áreas, incluida la educación, la participación política y el acceso al empleo, puede tener un impacto positivo en el IDH al empoderar a las mujeres y mejorar las oportunidades para todos.
Protección del medio ambiente: Promover prácticas sostenibles de desarrollo y proteger los recursos naturales puede contribuir a un desarrollo más equilibrado y garantizar un futuro más saludable para las generaciones futuras.
Fortalecimiento de instituciones: Promover la transparencia, el Estado de derecho y el buen gobierno puede ayudar a garantizar que los recursos se utilicen de manera eficiente y equitativa para promover el desarrollo humano.