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AGUA, CAMBIO CLIMÁTICO Y CORREDOR SECO

Escrito por Guatemala | Mar 18, 2024 12:59:44 PM

Guatemala convive con la escasez en medio de la abundancia. Con sus 38 cuencas fluviales y 194 cuerpos de agua continentales, cuenta con una disponibilidad de agua subterránea renovable que se estima en 33,699 millones de metros cúbicos y una oferta bruta hídrica es de 97,120 millones de metros cúbicos al año, lo que equivale a 6,900 m3 /habitante. No obstante, solo el 65% de su población cuenta con acceso a agua potable. A pesar de ser el vigésimo segundo país con el índice de precipitación más alto del mundo, contrasta el hecho de que también somos undécimo país más vulnerable del mundo al cambio climático. En 46 de sus 340 municipios (13.5%) ubicados en 2010 sumaban 8 departamentos y actualmente se extiende a más de 12 (se suman Huehuetenango, Totonicapán, Chimaltenango, Escuintla y Santa Rosa), el agua se convierte en un lujo a medida que la infraestructura hidráulica se vuelve más escasa.

Bajo ese contexto, el corredor seco en Guatemala es una región que se extiende sobre las tres vertientes hidrográficas de Guatemala. Desde el departamento de Quiche, pasando por 8 de sus departamentos: Baja Verapaz, El Progreso, Guatemala, Zacapa, Chiquimula, Jalapa y Jutiapa cubre 46 de sus 340 municipios. Tiene una extensión de 10,200 km2 y cubre el 10 % del área de a nivel nacional. La mayoría de sus habitantes dependen de la agricultura y de los recursos naturales (agricultura de ladera para subsistencia por medio del cultivo de granos) y un porcentaje menor se dedica a otras actividades tales como la industria maderera, la minería, maquilas y café. Esta zona del continente se caracteriza por tener un carácter dual climático, marcado por el fenómeno El Niño – Oscilación Sur y el cambio climático. Esto significa que, cada año, las familias del Corredor Seco se enfrentan a un periodo de intensa sequía que se alterna con otro de lluvias torrenciales e inundaciones.

La pandemia ha agudizado la realidad de las familias más vulnerables en la región. La contaminación hídrica es uno de los grandes miedos de las familias por el riesgo latente de que los niños enfermen con diarreas y sufran desnutrición. Solo en el 2023, la Secretaría de Seguridad Alimentaria ha contabilizado más de 15.600 casos de desnutrición aguda y 32 fallecidos por esta razón. En Chiquimula, el 56% de la población sufre desnutrición crónica. Según datos de OXFAM, entre agosto de 2019 y junio de 2020, la situación de inseguridad alimentaria severa en el Corredor Seco aumentó en un 12 %. Al mismo tiempo, el informe de Hábitat para la Humanidad expone que, en promedio, los ingresos de los hogares del triángulo norte del Corredor Seco alcanzan para cubrir menos del 50 % de sus gastos.

A la fecha, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), Guatemala es el país centroamericano que más sufre las consecuencias de estos fenómenos: al menos 1.5 millones de personas necesitadas de asistencia humanitaria, 915 mil personas con inseguridad alimentaria, 200 mil toneladas de maíz y frijol perdidas y 37 millones de dólares de déficit en financiamiento para atender estos efectos.

Todos estos factores (sequia, desempleo, bajos ingresos e inseguridad alimentaria) se correlacionan directamente con los flujos migratorios, en donde el déficit ocupacional es un factor que expulsa su fuerza neta de trabajo lo que se traduce en una reducción de la capacidad productiva en sus poblaciones e impacta la economía del país.

Por ese motivo es imperante atender la seguridad alimentaria, fortalecer los medios de vida, la seguridad en la propiedad de la tierra, acceso a agua y saneamiento, acceso a vivienda digna y un financiamiento que permita mejorar la calidad de vida de sus habitantes que fomente el arraigo de la población y evite la migración.

Es evidente el hecho que, debido al continuo crecimiento de la población, a la contaminación de fuentes y a la utilización ineficiente de los recursos disponibles, LA OFERTA Y DEMANDA DE AGUA presentan un desequilibrio cada vez mayor, de donde se concluye entonces que la escasez no es de agua sino de infraestructuras y de ideas que solucionen la problemática actual.

World Vision y WASH

Brindamos respuesta inmediata a la escasez del agua y además promovemos la resiliencia y autosuficiencia de las comunidades ya que, por medio del trabajo conjunto y capacitación de las familias en el manejo de los recursos naturales, se asegura que puedan mantener sus medios de subsistencia incluso en épocas difíciles, garantizando así la seguridad alimentaria a largo plazo.

Desde el establecimiento de World Vision, en Guatemala se han realizado múltiples proyectos los cuales se enumeran a continuación:

  1. Sistemas para captación, conducción, almacenamiento y redes de distribución de suministro de agua
  2. Sistemas de captación y almacenamiento de agua de lluvia,
  3. Sistemas de purificación de agua
  4. Estaciones de lavado de manos
  5. Proyectos de saneamiento por medio de letrinas que incluyen infraestructura con enfoque de género y para discapacitados.

 

 

Estos proyectos se han implementado en nuestros 3 puntos estratégicos que incluyen 17 programas de área ubicados en los departamentos de Huehuetenango, Quetzaltenango y Chiquimula en donde se han beneficiado solo durante el año 2023 a más de 25,000 personas con acceso a agua potable y saneamiento a higiene. Dentro de los proyectos de distribución de agua podemos mencionar las comunidades de La Arada Abajo, Jocotán, Chiquimula, mejorando el acceso a agua segura a 67 familias, 266 niños, niñas y 201 hombres y mujeres, y en El Roblarcito, Olopa, Chiquimula, proporcionando acceso al agua potable a 98 familias y 241 niños y niñas. Actualmente estamos iniciando un nuevo proyecto de Agua en la comunidad de Quequezque, San Juan Ermita, Chiquimula, en la que impactaremos a 496 personas y más de 200 niños y niñas.

LA COMUNIDAD, UN ELEMENTO BASICO PARA EL DESARROLLO INTEGRAL

Todos los proyectos realizados cuentan con el compromiso y participación activa de cada una de las comunidades beneficiadas, y de las Alcaldías Municipales; quienes colaboran activamente en actividades como la construcción de la infraestructura hasta el fortalecimiento de las capacidades de los comités y las familias que aseguran y garantizan la sostenibilidad y buen uso del recurso en el largo plazo. Esto último, se refleja en la conformación del comité de Agua, quienes aparte de cuidar la gestión eficiente del agua, recaudan fondos destinados para el mantenimiento y ampliación de los sistemas que ahora proveen de agua potable a su comunidad.